Un insensato que oyó que el Buddha predicaba que debemos devolver el bien por el mal fue y lo insultó.
El Buddha guardó silencio.
Cuando el otro acabó de insultarlo, le preguntó: "Hijo mío, si un hombre rechazara un regalo, ¿de quién sería el regalo?".
El otro respondió: "De quien quiso ofrecérselo".
"Hijo mío", replicó el Buddha, "me has insultado, pero yo rechazo tu insulto y este queda contigo. ¿No será acaso un manantial de desventura para ti?".
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